Un
mundo reutilizable
|
|
|
|
Silvio Delvasto Arjona, docente de
la
Universidad del Valle |
|
INVESTIGADORES
EMÉRITOS 2014. Silvio Delvasto Arjona, ganador en la
categoría Ciencias Ingeniería y
Tecnología
Este investigador asegura que para generar progreso no es necesario
destruir los recursos naturales. Considera que la mayor fuente de
materia prima está en la basura. Por eso, la
búsqueda
científica de este ingeniero químico
caleño de 67
años se ha enfocado en descubrir los tesoros que se esconden
en
los desechos. Fue así como advirtió, por ejemplo,
el
valor industrial de los escombros de construcción, de la
ceniza
de carbón o de los residuos agroindustriales, como la
cascarilla
y la paja de arroz, en la producción de cemento o
cerámica.
Al
adicionar ceniza de
carbón en la fabricación del cemento la industria
cementera redujo en un 30 por ciento las emisiones de gas
carbónico, un aporte importante si se tiene en cuenta que
por
cada tonelada de cemento que se produce se emite una tonelada de
dióxido de carbono. Al mismo tiempo descubrió un
uso
industrial para la ceniza de carbón, que al dejarse en el
ambiente es un gran contaminante.
Delvasto
hace parte de la
primera promoción de estudiantes de la Facultad de
Ingeniería Química de la Universidad del Valle.
En el
Instituto de la Construcción de Univalle entró en
contacto con el mundo científico. Hizo parte de un proyecto
social financiado por la Fundación Rockefeller que buscaba
diagnosticar los factores que impiden el desarrollo de las familias
pobres en Cali. En ese momento descubrió que con la ciencia
se
puede tener impacto en los estratos más bajos. A partir de
ahí, sus aportes científicos casi siempre tienen
como
objetivo facilitar a personas de escasos recursos el acceso a las
nuevas tecnologías.
Un ejemplo
de ello es el
uso de la fibra de fique como materia prima para la
producción
de placas, tejas, ladrillos y postes. La adición de fibra de
fique en estos materiales de construcción es importante
porque
remplaza al asbesto, que en algunos países está
prohibido
por su alto riesgo cancerígeno. Mientras esta idea prospera,
su
meta en la ciencia sigue siendo una sola: seguir buscando desechos para
descubrir en ellos un valor en la producción de otros
materiales
necesarios para la vida de las personas. En otras palabras, su meta es
un mundo reutilizable.
Tomado de la Revista
Semana,
edición 1679.